22.2.10

Ey! Vos, joven: Pensá!

      Amigo, muchacha, te quiero compartir una carta del chileno Felipe Berríos, fundador de la ONG Un Techo Para Mi País, dirigida a los jóvenes. Especialmente para VOS.
      Y aunque quizá tu edad no lo demuestre, seguramente sí lo hace tu espíritu, tu esencia, tu actuar y pensar cotidiano. Por eso esta carta también es para vos.

       Joven, hace ya algunos años que dejé de ser joven, así que necesito que vivas tu juventud y me contagies con ella. Por eso quiero advertirte que tengas cuidado, porque hay muchos que no quieren que seas joven. Porque ser joven de verdad, a veces, para algunos, es peligroso. Un joven casi no tiene pasado, todo se le presenta como futuro, como posible. Por eso que no tiene ataduras ni conflicto de intereses; por el contrario, busca ser auténtico. Un joven de verdad quiere comprometerse, quiere amar, quiere dar la vida por algo, quiere exprimir la vida. Un joven de verdad quiere estar lúcido para no perderse detalles y es fino espiritualmente. Los jóvenes de verdad no son como los prototipos que nos presentan los medios de comunicación: bonitos, despreocupados, centrados en ellos mismos y serviles al sistema. Un joven de verdad es consciente del mundo que lo rodea, le molesta lo que está mal, la injusticia, la inconsecuencia y la hipocresía.
      Por eso, si eres un joven de verdad, ten cuidado, porque serás peligroso. Te querrán anular, te llenarán de miedos, te harán creer que estás de visita en la vida y que nada puedes tocar ni cambiar. Se las ingeniarán para que no reflexiones y no cultives tu interior, y así poderte manejar. Te programarán como ellos quieren. Te harán competir y ver al otro con desconfianza, no como tu prójimo. Te harán actuar en la vida un rol que no es el tuyo, y por eso, en los ratos libres, querrás evadirte en un carrete que te haga desahogar tanta frustración acumulada.
      No dejes que te utilicen. La lata de la cerveza o de bebida que, una vez vacía, aplastas es una advertencia de lo que te están haciendo. No podrás aplastar un tarro que está lleno, su contenido hace que incluso te puedas parar en él y te resista. Pero un tarro vacío es muy frágil, lo aplastas con tu pie, como fácilmente te aplasta el sistema.
      Al igual que el tarro, es tu contenido lo que te hace fuerte. Usa tu tiempo libre, tus vacaciones, para descansar y pasarlo bien, pero no te evadas en el carrete. Reflexiona; no hay nada más subversivo que leer y pensar. Nada te hará más libre que el pensamiento propio. No tengas miedo a equivocarte, el riesgo de seguir tu ideal te dará más adrenalina que cualquier carrete. Es más, existe un único fracaso de verdad en la vida, que es por miedo: no haber fracasado nunca.
      No dejes que el trago y la droga te atonten, te hagan manejable. Te invito a un placer de verdad: a experimentar adrenalina pura, jugándotela por un ideal. No tengas miedo a ser distinto, no son los tatuajes del cuerpo los que te hacen diferente o irreverente, son tu modo de pensar y tu consecuencia con tu pensamiento.
      Joven, no renuncies a ser joven, los que somos más viejos tenemos miedo a que seas un joven de verdad y nos desordenes lo que por años hemos ido ordenado o que nos hagas preguntas, que nos cuestiones nuestro modo de vida. Pero también necesitamos con urgencia que seas un joven de verdad, para que así nos sacudas de nuestro letargo y no nos dejes acostumbrarnos a lo que nunca nos deberíamos haber acostumbrado. Recuerda el tarro vacío, no dejes que te aplasten, no dejes que te vacíen de contenido.

      Aprovecha las vacaciones, conversa, observa, lee y piensa, sobre todo piensa…


15.2.10

¿Por qué escribo?

No han sido pocas las personas que me preguntaron qué es lo que me lleva a tener este blog. ¿Por qué escribo? ¿Con qué sentido? ¿Qué mensaje quiero transmitir?

¿Mi respuesta?  Acá viene...

      Escribo por impulso, por necesidad y por placer.
      Definitivamente no soy una máquina de escribir. No escribo todo el tiempo. De hecho, debo admitir que nunca fui de escribir demasiado. No tengo una pila de cuadernos guardados con mil historias, poesías, anécdotas o testimonios. Es más, ni siquiera tengo uno. Por eso, cuando escribo, escribo por impulso.
      Si bien la escritura no es para mi una pasión, el impulso en cuestión no me lleva a escribir por escribir. Ese impulso refleja una necesidad en mi. ¿Necesidad de qué? De decir algo, de transmitir un mensaje. Muchas veces me pregunto de dónde surge esa necesidad de querer transmitir un mensaje. Apenas tengo 22 años. ¿Qué sé yo de la vida para tener algo que transmitir? ¿Acaso tengo algo valioso para decir? ¿Valioso para quién?
      Sinceramente no se nada, y creo que de la vida entiendo poco. En noviembre de 2008 entré en una gran crisis de identidad de la que no estoy muy seguro de haber salido todavía. Se me cayeron varios pilares sobre los que había depositado absolutamente toda mi confianza. Pequé de ingenuo e idealista y ahora lo estoy pagando con mucha inseguridad. Me está costando mucho dar un paso, y cuando decido darlo me aterra la idea de quizá haberme equivocado. Por eso es que hoy, cuando digo que de la vida no se nada, realmente así lo siento. Si hoy tuviera que hacer una lista con las cosas que quiero para mi vida, quedaría casi en blanco. No se bien qué quiero, ni qué hago acá. Así las cosas, me contradigo todo el tiempo. Porque soy un tipo soberbio y orgulloso. Terco muchas veces.
      Ya sé, no hace falta ni que lo digas. Ni yo mismo logro entenderme.
      Por todas estas cosas y mil más de las que ni siquiera soy conciente, no estoy seguro de tener algo valioso para decir. Pero si estoy seguro de que algo para decir tengo. ¿Qué cosas quiero transmitir? ¡Por fin una respuesta de la que estoy seguro! Quiero transmitir mensajes de alegría, de esperanza y optimismo. Es eso lo que busco transmitir. Quiero transmitir que se puede salir adelante en la adversidad. Quiero transmitir que vale la pena vivir (con todo lo que ello implica). Que más allá de no saber muy bien qué es lo que quiero ni para qué estoy acá, esta vida merece ser vivida. ¡Y de la mejor manera posible! Intentando desplegar todo nuestro potencial, buscando constantemente nuestra mejor versión. Pero no la mejor versión que quieren otros de mi, sino mi propia mejor versión, la que yo quiero, la que yo pensé, imaginé y soñé para mi mismo. 
      Quiero que este blog sea un rincón donde vos y yo podamos encontrar respuestas a los planteos a los que nos enfrenta la vida. Pero que quede claro que respuestas no son ni serán soluciones, sino actitudes y acciones concretas que podremos tomar frente a las cosas que nos sucedan y que de alguna forma nos pueden servir para poder mirar la vida de una manera más humana, alegre y optimista.
      Quiero que este blog sea un espacio para recordarnos que más allá de ser un estudiante con número de registro X, el empleado o desempleado con tal título, o simplemente un DNI, en el fondo, y sobre todo, somos humanos. Todos somos personas que hacemos cosas y a las que nos pasan cosas y de las que deberíamos hacernos cargo. A fin de cuentas, lo que importa en esta vida, al menos para mi, es ser buenas personas. Esa es una de las pocas cosas que hoy sé que quiero. 
      Y la última pregunta que me resta por responder es a quién quiero transmitirle este mensaje.
      A través de las palabras intento ponerle el nombre más acertado a todas las cosas que siento, percibo y pienso. Por eso, en primer lugar y aunque suene egoísta, te soy sincero: escribo para mi mismo.  Para descifrar qué me pasa, qué es lo que siento y por qué lo siento. Qué quiero hacer con eso. Para descubrir qué pienso y qué hago o quiero hacer con lo que pienso.
      Si freno, reflexiono y escribo, entonces descubro, descifro, entiendo. Y si entiendo un mensaje, entonces puedo intentar incorporarlo y transmitirlo. Por eso escribo. Escribo para darme cuenta. Para abrir los ojos y mantenerlos abiertos.
      Asímismo, como muchas cosas de las que descubrí o me ayudaron a descubrir me hacen muy pero muy bien, entonces decidí que estos tesoros no podían ser solo mios. Decidí transmitirlos. Compartirlos. Mostrártelos a vos para que tomaras los que te pudieran llegar a resultar útiles. Tal vez sean muy pocos los que en verdad te sirvan, o quizá ninguno. Pero no quería ni podía dejar de compartírtelos.
      Por eso escribo. Ese es el fín de este blog (o al menos uno de ellos): COM PAR TIR.

4.2.10

hoy. aquí y ahora.

      "Nunca vivimos: esperamos vivir, y disponiéndonos siempre a ser felices resulta inevitable que no lo seamos nunca". Cuanta verdad hay en las palabras de Pascal. Cuanta razón tiene.
      Diego esperaba terminar rápido el colegio para poder elegir por si mismo estudiar algo que en verdad le apasionara. "Ahí si me voy a poner las pilas!" decía. Pero llegado el período de facultad, se dio cuenta de que existían mil y un materias que no le gustaban. O peor, le fascinaban pero el profesor lo hacía aborrecerlas. Y ahí otra vez, ya cansado de tantos años de estudio, Diego se dijo a si mismo: "Que ganas de laburar!" "Cuando me reciba voy a hacer esto, y aquello, y también esto otro." "Que feliz que voy a ser. De verdad, vas a ver."...Pero empezó a laburar y enseguida estaba implorando para que llegara la jubilación. Y lo peor de todo es que, ya bastante más viejo, cuando se jubiló no paró de repetir una y otra vez: "Ay! Que ganas de ser joven, que ganas de.."
      Diego se pasó la vida esperando vivir, esperando ser feliz. A Diego le pasó eso por no haber querido o podido entender que la felicidad no es un destino, un punto fijo en el horizonte, sino todo lo contrario. Diego se olvidó de vivir, de disfrutar del momento, de efectivamente vivir y disfrutar de la intensidad del instante. Diego nunca pudo caer en la cuenta de que la felicidad es un camino, de que todos y cada uno de los días de nuestra vida podemos gritar "soy feliz", más allá de haber alcanzado o no lo que nos propusimos.
      Acá quiero recoger un testimonio que encontré en una revista:
      "La persona feliz disfruta de cada instante, viviéndolo como si nada más existiera. Disfruta de la salida del sol, del canto de los pájaros, de los ojos de su hijo o del viento que hace bailar y cantar a las hojas secas. Se podría decir que vive en un estado meditativo, siente admiración por el misterio de la vida en cada momento y esto le da éxtasis a su vida."
      2010. WOW! Empieza un nuevo año. De hecho ya empezó. Volviste a estudiar. Volviste a laburar. Y ya añoras las vacaciones otra vez. Te propongo una cosa: esta vez no lo hagas. Olvidate de las vacaciones. Estudiá. Laburá. Disfrutá. Sé feliz.
      Como bien nos aconseja André Comte-Sponville, dejemos de esperar vivir y vivamos efectivamente. Pero eso si, no nos olvidemos de las plabras clave. Elijamos ser felices HOY. AQUÍ y AHORA! Es posible.

Quiero ser valiente

      Hablando de compartir..
      Hace tiempo tengo un sueño. Es un sueño muy grande. Un gran sueño.
      Quiero despertar a la Argentina. Quiero tirarle un balde de agua fría.
      Transformarla. Reinventarla. Volver a unirla. Que nos volvamos a unir.
      Sí, lo sé. Suena demasiado utópico. Es una ilusión demasiado exigente. Imposible dirás. Sí, a veces pienso lo mismo: es inútil intentarlo. Quizá sí. O quizá no. Quizá no.
      Por suerte hay algo de lo que estoy muy seguro. A pesar de la exigencia, el esfuerzo y la dificultad que implique llevar a cabo mi sueño, estoy completamente seguro y convencido de que a lo largo del camino me voy a ir cruzando personas y oportunidades que me ayudarán a construirlo. No tengo duda alguna de que si Alguien puso este deseo en mi corazón, en el fondo de mi alma, ese Alguien (al que yo llamo Dios) también me dio y me dará los medios para verlo cumplido.
      Aunque es muy improbable que pueda cosechar mi siembra, quiero que sepas que soy conciente de ello y que lo acepto plenamente. Estoy dispuesto a sembrar, sembrar y sembrar para que sean otros los que cosechen. Mis hijos, mis nietos. Los tuyos.
      Pero ¿Te cuento un secreto? Tengo miedo, MUCHO miedo! Le tengo miedo al futuro, a lo incierto, a lo que podría llegar a ser. Tengo miedo de no ser feliz. A eso le tengo miedo. Tengo miedo de que al hacer esta elección esté sepultando mi felicidad para siempre. Me acuerdo de cómo murieron San Martín, Belgrano y Sarmiento y me muero de miedo. No quiero morir triste, abatido y desesperanzado.
      Sin embargo, y más allá del miedo, también están mis emociones. Este sueño me conmueve. Y es TANTO lo que me conmueve que de hecho me emociono. Sí, lloro. Muchas veces lloro. Pero no es tristeza lo que siento. Nunca sentí algo tan fuerte, tan intenso. "Dale Diego, dale!" escucho en mis adentros. "Arriesgate, intentalo!". Quiero pero no quiero.
      Me falta coraje, que no es la falta de miedo sino el triunfo sobre este. Nelson Mandela dice que el hombre valiente no es aquél que no siente miedo, sino aquel que consigue conquistarlo. Y tiene razón. Repito: me falta coraje.
      ¿Acaso el precio de vivir un sueño es mucho mayor que el de vivir sin arriesgarse a soñar? Yo creo que no, que el precio es el mismo. Pero también creo que los frutos de elegir el primer camino son más abundantes y sabrosos.
      Si bien es cierto que mi sueño quizá sea inalcanzable, estoy dispuesto a comprobarlo y a morir en el intento. Prefiero una y mil veces esto último a morir con la incertidumbre de no saber qué hubiera sucedido en caso de haber quemado las naves y perseguido mis sueños. Ojalá pueda mantener mi palabra y cumplirla. Realmente quiero hacerlo. Es mi más profundo deseo. Quiero tener coraje. Quiero ser valiente.
      ¿Y vos? ¿Qué estás esperando para perseguir tus sueños?

2010

Bienvenida! Y vos también amigo, bienvenido viejo!
Muchas gracias por venir. Sobre todo por volver.
Gacias, de verdad-.
      Quizá ese gracias suene o te parezca falso, pero te aseguro que no lo es. Al contrario, es un gracias con todas las letras y con una gran sonrisa. Porque si bien soy yo el que escribe, sos vos el que lee, sos vos el que opina, sos vos la que también comparte sus cosas. A fin de cuentas, sos vos el que me da ese impulso constante para seguir escribiendo.
      ¿Y está bueno no? Si! Para mi si. Claro que si. Y mucho más que eso.
      Me surge una idea y te la comparto. Y en vos despierta una respuesta que traducis en palabras, pensamientos o hasta en un acto concreto. Pero no son todas certezas. Claro que no. Nos surgen una, dos, tres, mil preguntas. Una atrás de otra. Y está bien que así sea. Que bueno que así sea! (que aburrido sería no tener mas preguntas, dudas, curiosidades)
      Compartir nos hace crecer. Compartir nos enriquece, nos motiva. A vos y a mi. A los dos. A los tres. A todos los que somos. Compartir me hace bien. Compartir está bueno. Claro que sí!
      COMPARTÍ! Compartamos. Gracias por venir.